Laura Milena Otero
Pilonieta[1]
Con igual propósito, el ensayo intentará
relacionar la visión de Hirschman y otros autores de apoyo, con una apreciación
general del tipo de estructura industrial específicamente en el sector agrícola
que se ha logrado consolidar en Colombia durante los últimos años. Exponiendo
al final, la idea de la necesidad de introducir en el campo estrategias de
planificación eficientes desde la formulación de una política pública
agropecuaria que proyecte en el largo plazo el desarrollo agroindustrial del
país.
Abstract
Understanding the Latin American process of industrialization from Hirschman's different approaches to approaches and models of economic development corresponds to the first essential aspect to be analyzed.
For the same purpose, the essay will try to relate the view of Hirschman and other support authors, with a general appreciation of the type of industrial structure specifically in the agricultural sector that has been consolidated in Colombia in recent years. The idea of the need to introduce in the field efficient planning strategies from the formulation of an agricultural public policy that projects in the long term the agroindustrial development of the country.
I. A modo de introducción.
Conforme
a lo anterior, el presente ensayo pretende analizar de forma general desde el punto de vista de Hirschman, en
contexto a sus planteamientos el proceso de industrialización del sector
agroindustrial que se ha logrado consolidar en Colombia durante los últimos
años, a su vez que se hace una breve revisión de los aspectos claves de los
enfoques y modelos de desarrollo económico, propuestos por el autor.
Para esto, se
realizará una breve referencia teórica de cada uno de estos elementos,
señalando la relación respecto al tema objeto de estudio, desde un método
descriptivo analítico, que ha utilizado como técnica la revisión bibliográfica
de los textos centrales de referencia. El
documento está organizado en dos partes fundamentales que refieren a la presente
introducción y resumen, y en segundo
lugar, el desarrollo de planteamientos teóricos, que integra los argumentos
principales y una parte que sintetiza las ideas analizadas en ensayo.
II. Desarrollo de planteamientos teóricos
La visión de Hirschman en la doctrina
económica contemporánea, representa uno de los referentes teóricos más
representativos para comprender el proceso de desarrollo económico, en especial
de los países en Latinoamérica los cuales fueron referente clave de las tesis para
el citado autor. A esto, advierte acertadamente,
sobre la naturaleza de la “industrialización tardía” latinoamericana y explica
que: “durante las primeras etapas de la industrialización en nuestra región, el
proceso tuvo lugar en forma gradual, a partir de la etapa clásica de desarrollo
exportador y comenzó en plantas relativamente pequeñas que producían bienes de
consumo con tecnologías importadas de los países industrializados, sin contar
con una gran promoción estatal (Ocampo, 2008, p.44).
Conjuntamente señala Ocampo, (2008) que
Hirschman asoció los orígenes de la industrialización latinoamericana a cuatro
factores diferentes: “las dos guerras mundiales, las crisis de balanza de
pagos, la creación de mercado interno generado por la expansión de los sectores
de exportación y las políticas de industrialización que eventualmente se
pusieron en marcha” (p.45). Situaciones que originaron cambios y características
específicas a este proceso, derivadas por la diversidad y dinámica de los sectores
económicos en la región, principalmente la industria que por décadas se ha
buscado ubicar en escenarios de competitividad comercial que ayuden a los
Estados y a los sectores privados a establecer relaciones comerciales
internacionales sólidas, pertenecer a bloques económicos importantes, ejercer
un liderazgo e influencia regional, e incidir en el entorno político como
mecanismo para mantener su lugar estratégico en la toma de decisiones.
En efecto, para Hurtado
(2014) estas relaciones: “determinan el centro de cualquier política de desarrollo económica, y reflejan la
lucha entre posiciones ideológicas y las alianzas políticas y sociales
existentes en un país” (p.11). Frente a los países latinoamericanos estos necesitaban de un elemento
fundamental que habría incidido en el proceso de industrialización tardía de
esta parte del continente, seria lo que para Hirschman significaría: “la
carencia de una fuerte ideología industrialista y del peso de la burguesía
industrial” (Ocampo, 2008, p.49).
Esta debilidad de la ideología y la burguesía
industrial que señaló Hirschman, se reflejó por ejemplo en el caso de Colombia,
en el precario apoyo al fomento de la industrialización de sectores
estratégicos como el campo, que durante décadas se ha limitado entre otros
aspectos a conservar un modelo latifundista, concentrando grandes porciones de
tierra en grupos sociales con un fuerte poder económico, que además se niegan a
establecer una coalición política y social transparente para generar una
reforma agraria estructural que planifique el sector desde una política pública
integral y potencialice el sector como
motor de la economía nacional.
Se ha
limitado entonces, el desarrollo económico del campo colombiano por la precaria
idea de industrialización que tienen aquellos grupos sociales llamados a
transformar la economía nacional desde el impulso de la modernización de los
procesos de producción, que en este caso, la menor importancia de la innovación
tecnológica implicó según (Ocampo, 2008) que: “el proceso de industrialización no
hizo nunca el tránsito hacia una capacidad endógena de creación de conocimiento”
(p.45), es decir, en ciencia, investigación y métodos tecnológicos aplicados
que ayudaran al desarrollo integral de los procesos de formación de la
industria agropecuaria colombiana.
Desafortunadamente, la industria agropecuaria
en Colombia no ha logrado encontrar unos lineamientos eficientes que orienten
éste sector en la dirección del crecimiento, transformación y modernización
productiva, lo cual permita posicionar el campo nacional como un elemento
estratégico de la dinámica productiva de la economía.
Sobre esa base, es pertinente señalar que,
las políticas de planificación del sector agroindustrial tradicionalmente se
han enfocado en proponer sistemas de “competitividad de diversas cadenas
productivas, pero los instrumentos de política implementados persisten sin
poder abordar adecuadamente los verdaderos desafíos estructurales a los que se
enfrenta el sector” (p.13). Los cuales podrían entenderse desde factores
concretos que impactan el desarrollo agroindustrial en el país, que para la
OCDE (2015) se configuran en determinadas áreas críticas como: “las
infraestructuras, la investigación y el desarrollo (I+D) agrícola, la
transferencia de conocimientos agrícolas y la reestructuración de explotaciones
agrícolas – siguen recibiendo un apoyo muy escaso o inexistente” (p.6). Ideas
que encuadran en los postulados de Hirschman.
Sumado a esto, advierte Maldonado (2010) la
existencia de otros factores estructurales que han limitado el crecimiento del
sector industrial en general del país en las últimas décadas, estos corresponde
a: “la vulnerabilidad de la estructura
productiva ante las perturbaciones o choques externos asociados con los cambios
en el entorno internacional, la velocidad de la apertura, los efectos de las fluctuaciones
y turbulencia macroeconómica, el manejo de la política cambiaria, especialmente
durante la década de los noventa, factores estructurales a nivel sectorial, y
la incapacidad estatal para planear un modelo de desarrollo sectorial de largo
plazo, que impulse la transformación productiva y posibilite la consolidación
de un aparato industrial competitivo internacionalmente” (p.10).
Igualmente, la carencia de planificación de
los territorios, la falta de financiación del campo en el nivel Nacional,
Departamental y Municipal, ha obstaculizado la posibilidad de organizar desde
una política pública integral el desarrollo de la agroindustria, y establecer
lineamientos, correctivos y estrategias que en el tiempo permitan generar
grandes impactos estructurales en beneficio de la comunidad rural y
urbana. El hecho que durante muchos
años los gobiernos de Colombia no han invertido lo suficiente en el fomento de
la industria agropecuaria, limitando aprovechar su potencial económico
demuestran lo señalado, al referido la OECD (2015) indica que: “Esta escasez de
inversiones, junto con la deficiente gestión de la tierra, el escaso éxito de
las reformas del sistema de tenencia de la tierra y un conflicto interno que se
prolonga desde hace décadas estrechamente relacionado con el tráfico de drogas,
han afectado profundamente a la evolución y el desempeño del sector
agroindustrial” (p.13).
Con referencia a lo anterior, es pertinente señalar
que la industria agropecuaria en Colombia ha padecido las consecuencias de la
adopción de unas políticas económicas deficientes y afronta importantes
desafíos estructurales, al referido la (OCDE. 2015. P.6) advierte acertadamente
que en el país: “Si bien actualmente el campo constituye un sector prioritario
para el gobierno, el marco institucional de la política agrícola presenta
importantes debilidades. La baja productividad menoscaba la competitividad del
sector, que se ve afectada fundamentalmente por una infraestructura deficiente,
el desigual acceso a las tierras y los conflictos relacionados con su uso, así
como por la debilidad de las cadenas de valor”.
Complementariamente, el mismo estudio de OCDE
(2015) indica algunos aspectos importantes a tener en cuenta por el país, para
lograr su objetivo de crecimiento sostenible agroindustrial y superar los
desafíos estructurales que históricamente han afectado al campo, a esto propone
que:
Es necesario potenciar políticas que
respalden su competitividad a largo plazo. Los recursos públicos deben
destinarse a eliminar las importantes deficiencias existentes en el sistema de
tenencia de la tierra, infraestructura, gestión del agua y del suelo, sistemas
de inocuidad alimentaria y de salud animal y vegetal, infraestructura de
transporte, sistemas de información de mercado, educación, investigación y
desarrollo, servicios de extensión, asistencia técnica, etc. Asimismo, el
ordenamiento institucional es débil tanto a nivel departamental como municipal,
lo cual exige mejoras en la gobernanza y en la coordinación de la política
agrícola (p.7).
En el marco de las ideas expuestas, y luego
de analizar de manera general los diferentes aspectos que componen el problema
actual del estancamiento del proceso de industrialización en Colombia.
Sobresale entonces el punto de vista de Hirschman, (1958) citado por Ocampo
(2008) cuando en medio de un panorama desalentador como el nuestro, señala que:
“un proceso de desarrollo es más eficiente cuando genera una secuencia de
desequilibrios que inducen inversiones o presiones para adoptar políticas
económicas orientadas a corregirlos que, de esta manera, abren nuevas etapas
del desarrollo” (p.51).
Sería entonces, el escenario ideal que
quienes administran el país, entendieran estos postulados y reorientaran sus
actuaciones a la reconstrucción de un modelo solido de agroindustria que
contribuyera a superar las deficiencias y errores que por años han estancado
este importante sector de la economía.
Hirschman consideraba que un cambio estructural de esta magnitud “es
necesario para encaminar al país hacia el crecimiento, empezando con proyectos
específicos y no con un gran empujón, con eslabonamientos hacia adelante y
hacia atrás, que generen la capacidad de un proceso específico de desarrollo de
inducir nuevas inversiones, que resulten en un papel positivo, si inducen
inversiones u otras presiones hacia el cambio orientadas a corregir
desequilibrios existentes. Así el desarrollo también genera nuevas fortalezas a
partir de las tensiones que produce” (Hirschman, 1958, p. 63, citado por Ocampo,
2008, p.52).
En éste orden de
ideas, para concluir, es necesario establecer que para lograr el mejoramiento y
crecimiento del sector agroindustrial colombiano, se debe en primer lugar,
comprender las lecciones del proceso latinoamericano de desarrollo económico
desde la industrialización de los países. Hecho que ha repercutido en Colombia,
en el crecimiento histórico de diversos sectores estratégicos para la economía
nacional como el azucarero en el Valle del Cauca, el textil y químicos
industriales en Antioquia, hidrocarburos, transporte y construcción ubicados en
gran parte del territorio nacional, entre otros.
Para terminar, es
necesario pensar el campo y su desarrollo industrial de manera planificada y
eficiente en el largo plazo, así como el aumento de la productividad y lograr
altos niveles de competitividad e integración sostenidas en los mercados
agroalimentarios regionales, nacionales y proyectarse a los mercados
internacionales. Es prioridad entonces, el impulso y respaldo para la
formulación de la Política Pública Agropecuaria nacional que oriente este
sector calve de la economía, y validar en estas transformación los esfuerzos y
el pensamiento vigente de Hirschman por comprender la dinámica del desarrollo
económico y la industrialización en Latinoamérica.
Referencias bibliográficas
Hurtado, J. (2014) Cuad. econ., Volumen 33,
Número 62, p. 7-31, 2014. ISSN electrónico 2248-4337. DOI: https://doi.org/10.15446/cuad.econ.v33n62.43663
Maldonado Atencio, A. A. (2010). La evolución
del crecimiento industrial y transformación productiva en Colombia 1970-2005:
patrones y determinantes. Tesis de grado. Universidad Nacional de Colombia.
Bogotá D.C. [En línea] Disponible en: http://www.bdigital.unal.edu.co/2021/1/TESIS_ORIGINAL_OCTUBRE_12_(1).pdf
Ocampo, J. A. (2008). Hirschman, la industrialización y la teoría del desarrollo. Rev.
Desarrollo y sociedad 62. PP. 41-61. ISSN 0120-3584.
OECD. (2015).
Review of Agricultural Policies: Colombia 2015. Evaluation and Policy
Recommendations.
[1] Aspirante a Magister en
Políticas Públicas y Desarrollo. Universidad Autónoma de Bucaramanga. 2017. Ensayo presentado en el marco de la
catedra de enfoques y modelos del
desarrollo.
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